Cacela Velha es una aldea portuguesa situada unos 15 kms antes de llegar a Tavira, y para mí, parada obligatoria para todo amante del Algarve. La aldea en sí es muy pequeña y se recorre de manera circular en pocos minutos, pero desde esta elevación se pueden contemplar unas estupendas vistas de parte del parque natural de la Ría Formosa, un sistema de islas de unos 50 kms de largo que discurre paralelo a la costa y que llega hasta la capital del Algarve, Faro. La Ría es lugar de parada de muchas especies de aves así como base de la economía local por las actividades de marisqueo que se dan en ella. Es mi cuarta visita a esta aldea de postal y la segunda que bajo a las marismas...
Cacela es una localidad muy pequeña, con apenas una veintena de casas y un par de restaurantes. Nada más llegar y justo delante del pequeño cementerio local existe una casa de alquiler al lado de la cual parten estas largas escaleras que bajan a las marismas
Flor de la chumbera |
Camino de arena hacia la playa |
Ya se ven las marismas |
Ya estamos en las marismas. Detrás de la barca se ve la Iglesia y la pequeña fortaleza. No suelo encontrar a nadie cuando vengo, igualito que en Sanlúcar o Chipiona... |
Volviendo arriba al pueblo, la Iglesia Matriz del siglo XII (Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción) |
Vistas de las marismas desde el lateral de la Iglesia. El lugar fué paso de navegadores griegos y fenicios. Los romanos ampliaron la villa y los árabes le dieron prestigio. Durante el siglo XIV, y debido a los constantes ataques piratas, gran parte de la población migró hacia las fértiles tierras del interior
La mayoría de las casas portuguesas tiene estas chimeneas con forma de minarete. Su origen se remonta (según las leyendas) a la época en la que los árabes conversos, al no poder practicar sus rezos, construían en los tejados de las casas estas chimeneas que recordaban a sus minaretes, para poder subir a realizar sus plegarias.
Fortaleza del siglo XVIII. La fortificación primitiva fué un castillo moro, cuyas ruinas fueron mandadas reconstruir en el siglo XVI por los reyes cristianos, siendo la forma final realizada después del famoso terremoto de 1755 que tanto afectó a las construcciones del pais vecino.
Vistas de las marismas desde el otro lateral de la pequeña fortaleza. Por aquí también se puede bajar a la playa |
A finales del siglo XIX las dependencias de la fortaleza fueron ocupadas por la Guardia Fiscal (ahora Brigada Fiscal de la Guardia Nacional Republicana portuguesa), por lo que no está permitida la visita
Y por último, antes de marcharme, pude leer estos versos que fueron escritos por la poetisa portuguesa Sophia de Mello Breyner Andresen (1914-2004), ganadora del Premio Camoes (1999), máximo galardón de las letras portuguesas
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